He sido inyectado 6 veces con aquella interminable jeringa que tanto miedo tuve de niño. El doctor me pide amablemente que abra la boca y sin tiempo de poder agarrarme de nada introduce la aguja en el primer lugar que esta toca mi encia. Es increible pero siento que es la misma sensacion de hace años pero no el mismo dolor. Es mas, creo experimentar un pasajero placer cuando el liquido se aloja debajo del paladar.
Mi cuerpo aun no reacciona a la anestesia y deciden inyectarme una vez mas... dos veces mas.. cuatro veces mas y a la sexta ya pienso que puedo resistir el choque de una locomotora contra mi mejilla. La sensibilidad de la mitad de mi rostro a desaparesipo. La Princesa Nube me espera fuera del consultorio y me contengo las ganas que tengo de gritar del dolor que solo esta en mi cabeza. Solo puedo escuchar en mi interior el crujir de la muela del juicio que se rehusa a abandonarme. La verdad es que tambien le habia tomado cariño. Pero esta vez ya era algo mas personal, la muy hija de puta se habia desviado de su naturaleza normal de desarrollo para inclinarse hacia el lado contrario de mi encia provocandome con cada masticar un dolor indescriptible.
Escucho decir la palabra "Forceps", y recuerdo la vez en la que estuve en el parto de una amiga y el doctor menciono la misma palabra. Sin encontrar la relacion exacta mi cuerpo comenzaba a temblar cuando de pronto la calma vuelve a mi.
" Ya no es necesario, ya la saque..."
Es cierto la raiz esta muy desviada y parece un garfio. Esta vez evaluo con mas cuidado si deberia sacarme las otras 3 que me quedan.
La aguja e hilo entran una y otra vez. Me encanta esa imagen. Un placer extraño. Alguno de mis tantos desordenes mentales salen a florecer.
El doctor me entrega la cuenta y mi muela reposa en un pedazo de gasa que guardare hasta que algun dia se pierda o se reuna junto con el raton Perez.
Termine de escibir esto escuchando:
Mr Tambourine -_- Bob Dylan.
